A trozos el camino se ponía un poco pesado. El agua caída durante toda la noche se dejaba ver y sentir, pero en general fue un camino bastante aceptable y la temperatura mas que agradable y así en poco menos de dos horas y media, llegamos a la ermita.
Todos felices y contentos, allí se unieron bastantes villamayorenses, hasta el punto de llenar la ermita a rebosar, pues bastante gente se quedó fuera por no poder entrar.
En fin, una mañana muy agradable, que muchos hemos quedado en repetir.
Y ahora como siempre, unas fotos.
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